La anfitriona se llama Cris y cumplía la genial cifra de 18 años, una edad muy importante para una adolescente.
Iban a ser unos 120 invitados y su madre, como no, quería que todo saliera perfecto y que se pudiera reflejar la cifra del 18 y el hobby más importante de su hija. Puedo decir que me siento tremendamente satisfecha de haber contribuido a la felicidad de Cris en ese día tan especial.
No fue una tarea nada fácil y dejé en ese camino muchos nervios y malos momentos pero después de ver los resultados y las caras de las protagonistas me siento muy orgullosa del trabajo realizado. Es la mejor recompensa de todas!!!
Espero que os gusten los dos pasteles
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